Este es tu cuerpo

Hace poco leí un artículo sobre como hablar del cuerpo, en el que se comparten consejos de Maria Montessori sobre qué expresiones utilizar y qué decir cuando queremos hablar del cuerpo con nuestras hijas, para fomentar así que se quieran y valoren como son, y no se sientan forzadas por los cánones de belleza.

Las mujeres, nos quejamos de nuestro cuerpo. Siempre hay algo que no nos gusta y querríamos cambiar, sobre todo en cuanto al peso. ¡Nunca estamos conformes! y estos comentarios puedes observarlos día a día. Incluso me sorprende la de veces que me encuentro con casos de clientas cuyos padres, en algún momento de sus vidas, han opinado sobre su cuerpo…

Actualmente existe un doble pensamiento entorno a este concepto, aunque nos quejamos de los estereotipos, de las tallas en las tiendas de ropa, de las modelos de pasarela… en el fondo somos culpables de mantenerlos y permitirlos. Es ahí donde el post pasa a mencionar los consejos de la doctora Montessori para luchar contra esos estereotipos y conseguir que nuestras hijas se acepten y se valoren:

No hables con tu hija sobre su cuerpo, salvo para enseñarle cómo funciona.
No le digas nada si ha perdido peso. No le digas nada si ha subido de peso.

Si crees que el cuerpo de tu hija se ve genial, no lo digas.
He aquí algunas cosas que puedes decirle en su lugar:

“¡Te ves muy saludable!”
, es una muy buena opción.

¿O qué tal: “Te ves muy fuerte”?.

O: “Se nota que eres feliz: brillas”.

Mejor aún: halaga algo en ella que no tenga nada que ver con su cuerpo.

Tampoco hagas comentarios sobre el cuerpo de otras mujeres. No. Ni uno solo; ni positivo ni negativo.
Enséñale a ser amable con los otros, pero también a ser amable consigo misma.

No te atrevas a hablar sobre cuánto odias tu cuerpo frente a tu hija, o a hablar sobre tu nueva dieta. Mejor aún, no hagas dieta frente a tu hija.
Compra comida saludable. Prepara comidas saludables. Pero no digas “por ahora no estoy comiendo carbohidratos”. Tu hija no debe de pensar que los carbohidratos son malos, porque sentir vergüenza por lo que comes solo se traduce en sentir vergüenza de ti misma.

Anima a tu hija a correr porque eso la hace sentirse menos estresada. Anímala a subir montañas, porque no hay ningún lugar mejor para explorar su espiritualidad que la cima del universo. Anímala a surfear, a escalar paredes o a andar en bicicleta de montaña porque la atemoriza, y eso a veces es algo bueno.

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Entonces se me ocurrió que son unos maravillosos consejos, pero no sólo para hablar con nuestras hijas, sino que también para hablar con nuestras amigas, nuestra madre, hermanas… incluso voy más allá, ¿qué sucedería si también hablamos así con nuestro marido, novio, nuestros hermanos, hijos, amigos…? Quererse y aceptarse es algo tan poderoso y tan fundamental, que sería egoísta que sólo lo fomentáramos en las mujeres. Además los cánones de belleza también afectan a los hombres, ellos también necesitan mirarse con otros ojos, fuera del peso y la masa muscular, y pasar a hablarse en términos de crecimiento personal, alimentación saludable, vida activa… Sea cual sea el resultado que alcancen físicamente.

No estar contento con tu forma física tiene un impacto negativo sobre tu autoestima. Pero es importante no perder el norte y saber que no somos SOLO CUERPO, sino que también mente. Si no cambiamos nuestra mente, no podremos amar nuestro cuerpo tampoco, da igual la forma que tenga.

Quizás tengas unos muslos anchos, pero son éstos muslos (tus muslos) los que te permiten caminar por ciudades preciosas cuando viajas conociendo mundo.

camino

Ester Pérez Rueda

Psicóloga, Terapeuta y Life Coach

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